La niña que fuimos no es sólo una parte de nuestra historia, es una energía vital que vive dentro de nosotras en este momento. Nuestra niña interior es parte de nuestro auténtico yo, el yo que era antes de tener que usar máscaras y asumir un falso yo, hasta cierto punto, con el fin de sobrevivir en nuestras familias y en nuestras culturas. Cuando nos preocupamos por nuestra niña interior, empezamos a recuperar nuestra verdadera esencia. Empezamos a restaurar el sentido de la bondad y la dignidad de esas cosas que tuvimos que poner en la sombra.
Hay algo tan bello en nuestra esencia!!

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