Casi todos los aspectos de nuestra vida, están relacionados con nuestro nivel de autoestima y por lo tanto, de auto aceptación.
Sin embargo y a pesar de su importancia, con frecuencia tenemos un concepto equivocado de lo que esta palabra significa.
Aceptarse no significa decir:
- «Ni modo, así soy y no puedo hacer nada al respecto, este es mi destino». Esto es resignarse.
- «Así soy y el que me quiera bien y el que no, es su problema». Esta actitud puede reflejar rebeldía, enojo o soberbia, pero no aceptación.
- «Pobre de mí, que no tuve la suerte de nacer con las cualidades necesarias para tener éxito en la vida» Estas palabras indican una posición de víctima.
- «No podía haber evitado el problema o mi conducta, porque esta es mi manera de ser» Eso es irresponsabilidad.
Auto aceptación no quiere decir aceptar lo que eres sin hacer nada al respecto.
De hecho, es al revés.
Para cambiar, mejorar o manejar aquello que te causa problemas, lo primero que tienes que hacer es reconocerlo y aceptarlo, pero sin crear una relación de enemistad contigo mismo.
Aceptarme a mí mismo es dejar de pelearme conmigo mismo y con la vida, la suerte, Dios, el destino, mis antepasados, etc., por ser como soy.
Es decir con tranquilidad y satisfacción, pero sin emitir un juicio de valor:
«Mi cuerpo, mis sentimientos, pensamientos, deseos, conductas, hábitos, etc., son parte de mí, independientemente de que algunos me gusten y otros no».
«Son parte de mí, pero no son yo»
«Esta es mi realidad».
«Lo que es, es».
Es la habilidad de ver y reconocer las cosas tal como son, en este momento.
La auto aceptación se refiere a cualquier aspecto relacionado con el ser humano: su edad, su estado de salud, sus características físicas y psicológicas, etc.
Veamos un ejemplo de lo que significa reconocer la realidad.
Imagínate que tú y un amigo, están parados frente a una casa que está pintada de amarillo.
Esa es tú realidad en esos momentos:
La casa está pintada de amarillo.
Si la casa se ve bonita o fea de ese color.
Si debería estar pintada de otro color, si está bien o está mal, etc., son juicios de valor, subjetivos, que varían de una persona a la otra.
Lo único que es real, es el color de la casa.
Lo mismo sucede con las personas.
Una persona puede tener pelo claro, ojos cafés, nariz aguileña, tener sobrepeso, facilidad para las matemáticas y para relacionarse con las personas, dificultad para dibujar y para manejar un coche, etc., etc.
Esa es su realidad.
Si a él le gustan sus características o no, si sus familiares y amigos las aprueban o las rechazan, son conductas y juicios subjetivos, que no tienen nada que ver con la realidad.
Tienen que ver con sus propias experiencias, con los sentimientos y pensamientos asociados a lo que han vivido y con lo que han aprendido en el grupo social en el que se encuentran.